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El egiptólogo ingles, Howard Carter, que en 1922 descubrió la tumba del faraón Tutankamón, cumple en el día de hoy 138 años, y por eso Google le dedica el doodle de hoy.

Pueda tu espíritu vivir, durar millones de años, tú que amas Tebas, sentado con la cara al viento del norte, los ojos llenos de felicidad

 

Nació en Inglaterra en 1874, Howard fue el menor de once hermanos de una familia de Kensington. De su padre, que se dedicaba a retratar las mascotas de los ricos, heredó su pasión por el arte y aprendió los conceptos básicos del dibujo y la pintura de forma autodidacta. A los 17 años, su innato talento llamó la atención del Fondo de Exploración de Egipto, sociedad egiptología inglesa, que le envió directo a Egipto convirtiéndose Howard en inspector de Antigüedades.

El camino no fue fácil, ya que tuvo que empezar desde lo más bajo, copiando bajorrelieves y aprendiendo a excavar. Prestó toda su ayuda y habilidades a Percy Newberry en el registro de las tumbas del Reino Medio y en 1892 trabajó una temporada bajo la tutela de Flinders Petrie en Amana, la capital fundada por el faraón Akenatón.

En 1899, comenzó a trabajar para el Servicio de Antigüedades Egipcias, el cual abandonó en 1905 después de una disputa. Tras varios años difíciles, en 1907 conoce a Lord Carnarvon, un entusiasta noble aficionado a la arqueología y dispuesto a proporcionar los fondos necesarios para continuar el trabajo de Carter. En poco tiempo, Carter supervisaba todas las excavaciones de Lord Carnarvon.

Lord Carnarvon financió la búsqueda de la tumba de un faraón desconocido,Tutankamón, cuya existencia había sido descubierta por Carter. El 4 de noviembre de 1922 Carter dio con la tumba de Tutankamón, la tumba del antigüo egipto mejor conservada e intacta jamás encontrada, en el Valle de los Reyes. Junto a Lord Carnarvon, el 16 de febrero de 1923, Carter abrió la cámara y fue el primero en ver el sarcófago de Tutankamón. El egiptólogo hizo la primera brecha en la tumba con un cincel que su abuela le había regalado por su decimoséptimo cumpleaños.

Tras catalogar los extensos hallazgos, Carter se retiró de la arqueología convirtiéndose en coleccionista. Murió en Inglaterra en 1939 a los 65 años de un cáncer linfático. Su muerte a esta avanzada edad es la evidencia más común esgrimida para refutar la leyenda de la “maldición de los faraones” que supuestamente recayó sobre el grupo que profanó la tumba de Tutankamón. Si bien es cierto que el canario de Howard Carter fue engullido por una cobra (en el antiguo egipto la cobra era un simbolo de proteccion del faraón) poco después del descubrimiento de la tumba.

Howard Carter fue enterrado en el cementerio de Putney Vale, al oeste de Londres.

Nunca se casó ni tuvo hijos. Tímido y reservado, dedicó su vida entera a descubrir legados de antiguas civilizaciones.