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edad media, medicina, Trocta, Trota, Trotula de Salerno, Trotula di Ruggiero
Si la edad media fue un periodo de oscuridad para los hombres; para las mujeres fue un periodo más allá de la oscuridad. Cuando hablamos de la mujer en la edad media se nos vienen a la mente conceptos como el cinturón de castidad, el derecho de pernada, persecuciones por brujería y un largo etcétera de calamidades. Incluso llegó a cuestionarse, por supuesto entre hombres, si la mujer poseía o no alma en el famoso concilio del año 585.
Desgraciadamente pocas mujeres pudieron sobresalir en tan oscuro periodo, incluso a aquellas que lo intentaron, o bien acabaron torturadas y asesinadas o su talento y éxitos fueron apropiados injustamente por los hombres.
Trotula de Salerno por John William Waterhouse
Pocas, y no sin dificultad, son las que han logrado escribir su nombre en la historia. Una de estas mujeres, sin lugar a dudas, fue Trotula de Salerno, también conocida como Trotula di Ruggiero, Trota o Trocta.
En Alta Edad Media el urbanismo avanzaba y las Cruzadas estaban en su apogeo. Nuevas universidades reemplazaron a los antiguos monasterios como centros de enseñanza. Salerno, considerada la primera universidad europea, fue la primera escuela médica no regida por religiosos que estaba abierta a árabes y judíos lográndose así un enriquecimiento cultural especial. También fue pionera en admitir mujeres.
Hija y esposa de médicos, Trotula tuvo la suerte de nacer y vivir en Salerno, ciudad italiana situada al sureste de Nápoles, entre los siglos XI y XII y allí se convirtió en una importante ginecóloga que llegó a ejercer la cátedra de medicina en la Escúela Médica Salernitana. Fue autora de dos obras médicas: Passionibus Mulierum Curandorum o Trotula major y Ornatu Mulierum o Trotula minor; además colaboró con su marido en la Encyclopaedia regimen sanitati. Aunque se piensa que murió en su ciudad de nacimiento, nada se conoce acerca de su muerte.
Su obra, con teorías médicas increíblemente avanzadas, se centra en los problemas médicos de las mujeres de su época, incluyendo la menstruación, la concepción, el embarazo, el control de la natalidad y el parto. Era partidaria, en contra de la leyes y de la religión, de dar opiáceos a las mujeres durante el parto para reducir su dolor.
Su sabiduría recogida en sus escritos se usó en medicina hasta el siglo XVI en la que una comunidad científica y religiosa de hombres entendió que era imposible que una mujer pudiera conocer y escribir sobre estos temas, y acaban determinando la autoría de los escritos a un tal Trotus, negándole a Trotula todo el mérito.
También ejerció como cirujana con técnicas muy avanzadas en cuanto al material quirúrgico y anestesia. También apostaba por la prevención mediante la limpieza, dieta equilibrada, ejercicio físico y una aptitud positiva.
Con el descubrimiento de la imprenta por Gutenberg, la obra de Trótula es impresa por vez primera en Estrasburgo en el año 1554. Su obra la convirtió en la mujer de mayor prestigio en Obstetricia y Ginecología de la Edad Media. A pesar de las corrientes misóginas en la historia, el rol de Trótula es importante y poderoso, el de una mujer y médico con carisma, inteligencia y dotes especiales de maestra e innovadora.