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De nuevo, a través de un remake, la historia del poli que ante las puertas de la muerte es convertido en un tecnológico robot policía con poderes cercanos a los de un superhéroe.
Más de lo mismo: malo, simple y sin más sentido que el de hacer pasta ($) fácil; sin complicaciones y quitándole la palabra “arte” a la definición del cine.
No voy a gastar más tinta -siempre escribo mis entradas primero en una libreta- para describir este despropósito irigido por José Padilha, que sin inteligencia ni acierto aburre, aun a pesar del derroche en efectos especiales y el mejor reparto que el clásico de 1987.
Para olvidar…
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